miércoles, 18 de septiembre de 2013

Día I. Aeropuerto, frikadas, y la preciosidad en forma de ciudad.

Aeropuerto, siete de la mañana, voy caminando mientras me río al imaginarme mil escenas de Lost, y de los capítulos centrados en el Aeropuerto, incluso se pasa por mi cabeza meterme en una capilla que vi pero no había tiempo para frikadas. 

Encuentro con mi futura compañera de piso. Peso mi maleta, y llevo 8 kilos de más, porque el día ha dicho que es mejor empezarlo con risas. 
En medio del aeropuerto me pongo a hacer el idiota y quitar cosas. 
Dejé en Madrid lo que no podía venirse conmigo. Si veis unas Convers (de las malas, claro) por ahí, saludadlas de mi parte y decidlas que lo siento, que me acuerdo de ellas pero que eran demasiado pesadas según Ryanair. Y eso que hablaban poco. 

Tras varias idas y venidas al sitio de pesar la maleta, consigo los 20 kg que exige la compañía aérea y vamos rumbo a la puerta de embarque. 

Mientras vamos yendo, escucho a una chica hablar español, y se despierta mi antenita, me acercó a hablarla y para mí sorpresa veo que tiene una carpeta con la bandera de Extremadura. ¡Una paisana que se va a Italia! Extremeños por Roma, y ya tenemos nuestra primera compañera de Erasmus.

Seguimos caminando a la puerta de embarque y mi móvil vibra y suena a la vez, y al leer, mi corazón pega el primer vuelco del día, de esos que consiguen quedar un trocito de él en España, y dar la vuelta al mundo hasta para "saludarte" y volver a abrazarte.  

Montamos en el avión con tan mala suerte para mí que no pude sentarme en el asiento 23 (Frikada Lostiana) debido a la cantidad de gente que había. Tras un largo vuelo, llegamos a la Ciudad eterna, y nada más entrar en el autobús, vuelve a sonar Radio Globo. 

Para los que no sepáis de que se trata, es la radio más famosa de Roma, la cual no dejó de sonar en mis preciosas vacaciones del año pasado, cuando me enamoré de ésta ciudad. Y claro, fue precioso volver a escucharlo. 

Tras varias caminatas, llegamos al Hostal "The Yellow", en el que nos ponen una pulserita típica de Festivales de música, con la que yo grito de alegría a la par que grito: "Perfecto para cuando me pierda por mis borracheras, ya sabéis donde llevarme" (y las recepcionistas se miran entre ellas, y se ríen de mi reacción) 

Dejamos las cosas, y nos pasamos el día pateándonos Roma en busca del piso "Erasmusito", sin mucha suerte. 

Grandes risas, y llega la otra futura compañera de piso, nos preparamos y nos vamos a por nuestras primeras cervezas en Roma en el bar que tiene el Hostal para nosotros. Las mías son gratis por haberme encargado de las primeras cosas burocráticas y cansadas, tales como piso, hostal y derivados. Y saben muy bien. 

Tras conocernos un poco más, nos vamos a dormir, para continuar los demás días con nuestro primer objetivo, el aburrido y matador del piso, y papeles varios.

El primer día de nuestra gran aventura en la ciudad más preciosa de Europa. 

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