viernes, 20 de septiembre de 2013

Día II. La familia crece, y en Roma todo es posible.

Segundo día en Roma en la búsqueda del piso "Erasmusito" 

Nos pateamos de nuevo, media ciudad, ésta vez buscamos por la zona Universitaria.
Mientras vamos caminando, un hombre me para, y se pone a hablar conmigo en inglés. Me dice que si nos hacemos una foto con la furgoneta (la cual anunciaba una empresa italiana, desconocida para mí) nos da regalos. Sorprendidas, lo hacemos, y al terminar, el hombre, muy majo, nos da una lata de refresco, que yo ni probé, una tarjeta mágica para que los auriculares no se líen entre ellos (que siempre están pensando en lo mismo), y otra cosa mágica que sirve para apoyar el móvil, muy útil. 

Volvemos a la búsqueda mientras nos reímos con las pequeñas, y preciosas cosas que tiene la ciudad con nosotras.
Llegamos a la Universidad, y vemos a lo lejos una facultad que parecía más sacada del Amazonas, o de la Isla de Lost que otra cosa. Ya que estaba llena de hierba, palabrita. Lo dicho, pensé que por un momento habíamos viajado en el tiempo y que ya no estábamos en Roma, si no en la Selva. Faltaba Tarzán gritando. 

Llamamos a varios pisos, y vimos más. Y entre medias nos fuimos a ver a nuestros mejores nuevos amigos, la asociación "ESN" que se encarga de todas las fiestas y viajes a buenos precios para los Erasmus. Tras esperar un buen rato en la misma, conocimos a personillas que actualmente son parte de ésta familia improvisada en Roma. 
Ya que el Destino en Roma parece ser que también existe, a la nueva amiga que conocimos en la cola, dio la casualidad que también estaba alojada en el Yellow como nosotras, así que, otra más. Y días después, su compañero. 

Antes de salir, el sonido que desprendía un acordeón llegaba hasta nuestra habitación con canciones como "A mi manera", y claro. 

Tras seguir con varias cosas burocráticas, volvimos a terminar el día entre cervezas en el Yellow, con nuestra nueva amiga unida a la familia Erasmusito, donde además conocimos a grandes personajes argentinos que nos hicieron pasar un par de días muy buenos junto a ellos. 

Hasta que llegó la hora de dormir, ya que al día siguiente, tocaba volver a la búsqueda. 



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Día I. Aeropuerto, frikadas, y la preciosidad en forma de ciudad.

Aeropuerto, siete de la mañana, voy caminando mientras me río al imaginarme mil escenas de Lost, y de los capítulos centrados en el Aeropuerto, incluso se pasa por mi cabeza meterme en una capilla que vi pero no había tiempo para frikadas. 

Encuentro con mi futura compañera de piso. Peso mi maleta, y llevo 8 kilos de más, porque el día ha dicho que es mejor empezarlo con risas. 
En medio del aeropuerto me pongo a hacer el idiota y quitar cosas. 
Dejé en Madrid lo que no podía venirse conmigo. Si veis unas Convers (de las malas, claro) por ahí, saludadlas de mi parte y decidlas que lo siento, que me acuerdo de ellas pero que eran demasiado pesadas según Ryanair. Y eso que hablaban poco. 

Tras varias idas y venidas al sitio de pesar la maleta, consigo los 20 kg que exige la compañía aérea y vamos rumbo a la puerta de embarque. 

Mientras vamos yendo, escucho a una chica hablar español, y se despierta mi antenita, me acercó a hablarla y para mí sorpresa veo que tiene una carpeta con la bandera de Extremadura. ¡Una paisana que se va a Italia! Extremeños por Roma, y ya tenemos nuestra primera compañera de Erasmus.

Seguimos caminando a la puerta de embarque y mi móvil vibra y suena a la vez, y al leer, mi corazón pega el primer vuelco del día, de esos que consiguen quedar un trocito de él en España, y dar la vuelta al mundo hasta para "saludarte" y volver a abrazarte.  

Montamos en el avión con tan mala suerte para mí que no pude sentarme en el asiento 23 (Frikada Lostiana) debido a la cantidad de gente que había. Tras un largo vuelo, llegamos a la Ciudad eterna, y nada más entrar en el autobús, vuelve a sonar Radio Globo. 

Para los que no sepáis de que se trata, es la radio más famosa de Roma, la cual no dejó de sonar en mis preciosas vacaciones del año pasado, cuando me enamoré de ésta ciudad. Y claro, fue precioso volver a escucharlo. 

Tras varias caminatas, llegamos al Hostal "The Yellow", en el que nos ponen una pulserita típica de Festivales de música, con la que yo grito de alegría a la par que grito: "Perfecto para cuando me pierda por mis borracheras, ya sabéis donde llevarme" (y las recepcionistas se miran entre ellas, y se ríen de mi reacción) 

Dejamos las cosas, y nos pasamos el día pateándonos Roma en busca del piso "Erasmusito", sin mucha suerte. 

Grandes risas, y llega la otra futura compañera de piso, nos preparamos y nos vamos a por nuestras primeras cervezas en Roma en el bar que tiene el Hostal para nosotros. Las mías son gratis por haberme encargado de las primeras cosas burocráticas y cansadas, tales como piso, hostal y derivados. Y saben muy bien. 

Tras conocernos un poco más, nos vamos a dormir, para continuar los demás días con nuestro primer objetivo, el aburrido y matador del piso, y papeles varios.

El primer día de nuestra gran aventura en la ciudad más preciosa de Europa.